
Las
cefaleas se clasifican, en base a su causa, en dos grandes grupos: las cefaleas
primarias (su causa es desconocida) y las secundarias (son
aquellas atribuidas a otra enfermedad, lesión o substancia química). Como
ejemplo de las primarias, podemos citar la migraña o jaqueca (que son términos
sinónimos) y la cefalea tipo tensión,
por ser las más frecuentes de este grupo. Cefaleas secundarias son, por
ejemplo, la debida a meningitis, tumores intracraneales, hemorragias, traumatismos
craneales, sinusitis aguda y por efecto secundarios de fármacos.
La
labor principal de su neurólogo será, en primer lugar, descartar una causa
secundaria grave de su cefalea y posteriormente diagnosticar el tipo exacto
para así emitir un pronóstico e iniciar un tratamiento adecuado.
Afortunadamente la mayoria de la cefaleas son primarias y por tanto ni siquiera será necesaria la
realización de pruebas complementarias de diagnóstico (TAC, Resonancia).
Aún
persiste la falsa creencia de achacar el dolor de cabeza a problemas de visión,
sinusitis crónicas y a la artrosis cervical, aunque lo cierto es que rara vez
estas son las causas reales.

Actualmente
no existe tratamiento curativo para la migraña aunque sí existen medicamentos
que alivian rápidamente el dolor y otros que reducen la frecuencia de las
crisis en caso de que ésta sea elevada. Los fármacos más eficaces para aliviar
el dolor se denominan genéricamente triptanos y existen varios con características
parecidas (eletriptán, rizatriptán,
zolmitriptán, etc). En caso de precisar de un tratamiento para reducir el
número de ataques su neurólogo le prescribirá el más adecuado, teniendo en
cuenta las características de cada paciente. Los fármacos preventivos de la
migraña más usados son: betabloqueantes, flunarizina, topiramato y
antidepresivos, que serán tomados durante periodos de 6 meses.
Como
último consejo, en caso de que sufra de dolor de cabeza, evite
automedicarse y consulte con su
neurólogo que le diagnosticará y le aconsejará sobre el mejor tratamiento.