El término asma fue acuñado por Hipócrates alrededor del año 453 antes de Cristo. Procede del griego que significa “jadeo”. Es uno de los procesos crónicos más frecuentes en niños, estimándose que un 5% de la población la padece lo que se traduce en 350 millones de personas en todo el mundo. Es más frecuente en países desarrollados donde la incidencia puede alcanzar el 20%.
Puede desarrollarse a cualquier edad aunque el inicio es más raro
en edades avanzadas. Se diagnostica en el 75 % de los casos en la infancia. En
la adolescencia puede remitir con episodios recurrentes posteriormente.
El diagnóstico es fundamentalmente clínico. Los signos clínicos
clásicos del asma son tos, disnea intermitente y sibilancias respiratorias.
Patológicamente el asma se describe como una inflamación crónica de las vías
respiratorias, caracterizada por síntomas variables y recurrentes: obstrucción
en la vía aérea e hiperreactividad bronquial.
Estudios complementarios utilizados para el estudio del asma:
-Pruebas de función pulmonar: espirometría, respuesta a
broncodilatadores, tests de provocación bronquial, flujo espiratorio pico,
óxido nítrico espirado.
-Análisis sanguíneos.
-Estudios de alergia.
-Estudios radiológicos.
Los ataques de asma o el empeoramiento de los síntomas pueden ser
debidos por la exposición a factores desencadenantes. No todos los pacientes
reaccionan igual ante estos factores. Esclarecer estos desencadenantes es
importante para evitar los ataques de asma. Por ejemplo es importante averiguar
si los ataques empeoran en el ámbito doméstico buscando alérgenos en los
hogares o si ocurren en primavera o ante determinadas exposiciones (plantas,
comidas, etc). Los desencadenantes más frecuentes en los hogares son los ácaros
del polvo, el moho, restos de animales domésticos y las cucarachas. Se debe
cuidar el dormitorio especialmente para evitar en lo posible estos factores.
Es importante evitar irritantes respiratorios como el tabaco, humo
de la madera procedente de las estufas o chimeneas, perfumes y olores fuertes,
productos de limpieza a base de cloro y los contaminantes del aire. Los
pacientes deben ser conscientes de evitar los irritantes y evitar el ejercicio
al aire libre en días en que se elevan los niveles de contaminación del aire.
Además existen otras patologías que pueden empeorar el asma como
son la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el reflujo gastroesofágico,
obesidad, apnea obstructiva del sueño, rinitis, sinusitis, disfunción de
cuerdas vocales y el estrés. En los niños la infección por el virus respiratorio
sincitial, aspiración de cuerpo extraño, displasia broncopulmonar, fibrosis
quística y obesidad. Se deben respetar las vacunaciones anuales de la gripe. La
vacuna antineumocócica está indicada en adultos con asma severa y en niños que
precisan corticoterapia oral crónica. Los alimentos con sulfitos (componente
aditivo que evita la decoloración) pueden provocar exacerbación del asma en un
5% de los asmáticos.
El arsenal terapéutico de esta patología es importante con
medicaciones para evitar las reagudizaciones y otras para los episodios agudos.
Dr. Juan Carlos Díaz Monrové
Especialista en Cuidados Intensivos
Hospital San Agustín
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