Punto de encuentro

Sed bienvenidos a este espacio que pretende ser punto de encuentro de aquellas personas que, teniendo en común un lugar de trabajo, se obstinan en establecer relaciones más allá de las laborales, porque, al fin y al cabo, se consideran seres humanos...



"Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar sobre las vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida." (San Agustín).





viernes, 8 de julio de 2011

Reconocimientos médicos a los pequeños bielorrusos

Una familia de acogida junto a la monitora y
el equipo que ha realizado los reconocimientos
médicos en el Hospital San Agustín
Desde hace 6 años, el Hospital San Agustín viene colaborando con la Hermandad de Santa Genoveva de Sevilla en la realización de reconocimientos médicos a los niños bielorrusos que viven en la zona afectada por el desastre de Chernóbil, ocurrida el 26 de abril de 1986.


Inmediatamente después del accidente, la mayor preocupación se centró en el yodo radiactivo, con un periodo de semidesintegración de ocho días. Hoy en día (2011) las preocupaciones se centran en la contaminación del suelo con estroncio-90 y cesio-137, con periodos de semidesintegración de unos 30 años. Los niveles más altos de cesio-137 se encuentran en las capas superficiales del suelo, donde son absorbidos por plantas, insectos y hongos, entrando en la cadena alimenticia.

Algunas personas en las áreas contaminadas fueron expuestas a grandes dosis de radiación (de hasta 50 Gy) en la tiroides, debido a la absorción de yodo-131, que se concentra en esa glándula. El yodo radiactivo procedería de leche contaminada producida localmente, y se habría dado particularmente en niños. Varios estudios demuestran que la incidencia de cáncer de tiroides en Bielorrusia, Ucrania y Rusia se ha elevado enormemente. Sin embargo, algunos científicos piensan que la mayor parte del aumento detectado se debe al aumento de controles. Hasta el presente no se ha detectado un aumento significativo de leucemia en la población en general. Algunos científicos temen que la radiactividad afectará a las poblaciones locales durante varias generaciones, la cual se cree que no se extinguirá hasta pasados 300.000 años.

El objetivo de la acogida de estos niños bielorrusos no es otro que el de su recuperación física y sanitaria. Por ello se realizan reconocimientos médicos y se realiza tratamiento especializado en caso necesario (las zonas de donde vienen los menores soportan una contaminación radiactiva de una densidad superior a 15 curies por km2., con la ingesta de alimentos básicos contaminados, fruto de la radiactividad sistemática), además de establecer vínculos afectivos, familiares y culturales con las familias de acogida. 




Mapa que muestra la contaminación por cesio-137 en Bielorrusia, Rusia y Ucrania. En curios por  (1 curio son 37 gigabequerelios (GBq)).

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